How I Met Your Mother 9x10 & 9x11: “Mom and Dad/Bedtime Stories”: Review
Por Alex Crespo.
Como del episodio
de la semana pasada, a mi juicio hay poco de lo que rascar, y sin embargo este
siguiente me ha dejado muchas mejores sensaciones, he optado por fundir ambas reviews
en una sola. ¿Ahorrándome trabajo? Pues sí, un poquito, pero no se lo digáis a
nadie.
Desde el notable
“Platonish”, los guionistas se han dado cuenta de que la serie necesita
desesperadamente salir del Farhampton Inn para funcionar. No sé a quién se le
ocurrió la idea de centrar toda la temporada en el famoso fin de semana de la
boda de Robarney, pero está claro que están tratando de paliar la situación en
la medida de lo posible, a base de flashbacks que nos sitúen en los escenarios
habituales de la serie, como pasa en “Bedtimes Stories”. Pero tampoco pueden
dejar de lado de la noche a la mañana el hotel y lo que sucede allí el fin de
semana, así que preveo que tanto Farmhampton como los flashbacks se irán
alternando. Lo que espero que no se alterne es la calidad de los episodios,
porque de momento, salvando “Knight
Vision”, los dos “capítulos flashback” ganan por goleada a los “capítulos
Farmhampton”. Y eso lo podemos comprobar en “Mom & Dad”, en el que se
produce un bajón considerable comparado con el gran sabor de boca que nos dejó
“Platonish”. A ver, no digo que fuera un mal capítulo, pero tampoco para tirar
cohetes. Tenemos situaciones divertidas, si, con todo el asunto de la ilusión
infantil tanto de Barney como de James por reconciliar a sus respectivos
padres, representada por el numerito musical “old style” que se sacan de la
manga, o el momento “Sabotage” de Beastie Boys en la trama de la trampa que le
tiende Billy Zabka a Ted con la foto manchada de tinta. Aunque sin duda los dos
momentazos del capítulo han sido, por una parte, el virulento discurso de la
hija de Daphne, que ha molado en un solo minuto mil veces más que los 10
interminables capítulos en los que hemos tenido que soportar a su madre; y por
otro, esa breve pero gloriosa referencia al incidente de la piña, el gran
misterio por resolver desde la primera temporada y que haciendo caso al Ted del
futuro, nunca se resolverá. Saben que con esos guiños nos tocan el corazoncito
de los fans, y mientras no se abuse de ellos me parece bien. Pero en conjunto,
el episodio me pareció que tuvo su gracia, sí, pero la justa para sacarnos una
sonrisilla. Lo mejor de todo es que nos libramos de Daphne de una vez por todas
y que ya estamos más cerca de reunir a Marshall con la panda.
Y por eso, Marshall
ha sido el protagonista del capítulo de esta semana. Más que el protagonista,
el hilo conductor, porque el protagonismo se lo ha llevado el que todo el
capítulo al completo haya sido en verso. Y si el anterior o calificaba como
normalillo, este sí que me ha parecido brillante. Por ser un capítulo distinto, por querer
ofrecernos algo diferente a estas alturas, y por supuesto, por el tremendo
mérito que supone el realizarlo enteramente en verso. Las tres historias
narradas al pequeño Marvin no es que sean excelsas mirándolas fríamente, pero
justo esa manera de contarlas las eleva y le da ese toque ideal para que
encajen a la perfección. Y nos dejan grandes momentos, como el regreso de Simon
o el Consejo de los Jugadores, o más bien Consejo de los Barneys, la bola “es
una cita/no es una cita”… de las tres historias, la que más me ha divertido ha
sido la de Robin. Siempre digo que se desaprovecha el talento cómico de Cobie
Smulders, y más desde que le han emparejado definitivamente con Barney. Por eso
verla con esos vahídos que me le dan cada vez que Simon se cruza en su camino
(y el puñetero jacuzzi), asaltar esa tarta como si no hubiera un mañana y luego
el barril de cerveza, tenerla en fin como protagonista absoluta de una historia
me ha encantado. Pero sobre todo, como ya digo, es el conjunto y el verso lo
que hace de este capítulo algo especial que personalmente, he disfrutado de lo
lindo. Por cierto, que me hubiera gustado que alguna de las historias se la
hubiesen dedicado a Lily, que esta temporada aparte de hacer de habitual Pepito
Grillo, como en la historia de Robin, poco más hemos tenido de ella. Bueno, y
los copazos de Linus.
La semana que viene
tendremos esa cena de ensayo que Marshall se ha perdido. Eso si no es él el que
se pierde por los bosques por pretender llegar caminando esas cinco millas
hasta el Farmhampton Inn. Claro que con el recibimiento que le puede esperar
por parte de Lily, no sé yo si sería lo mejor.
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